LA Iglesia Catedral lució magnífica al conmemorarse ayer la fiesta patronal del Señor del Rayo. Ríos de personas desfilaron ante la milagrosa imagen que fue sacada de su nicho, en una de las capillas, para ser llevada al altar central del templo.
A partir de las 5:00 horas, grupos de mariachis y una estudiantina entonaron las tradicionales mañanitas en honor del Señor del Rayo, después se escucharon canciones como Amor Eterno, Dios Nunca Muere, mientras afuera del santuario se lanzaban “cuetes” que anunciaban la festividad del Señor.
En el atrio, mismo que forma parte de la Alameda de León, una chirimía daba el toque solemne al culto que cientos de oaxaqueños rendían al Cristo que tiene alrededor de 450 años de haber sido traído de España.
A lo largo del día se celebraron misas, siendo la más importante la del medio día, ya que fue concelebrada, encabezando a cerca de 15 sacerdotes participantes Fray Javier Zugasti, de la Orden de los Dominicos.
Decenas de adornos florales
Miles de alhelies amarillas, blancas, rojas formaban los enormes ramos ubicados en cada una de las columnas de la iglesia; en los pórticos de las capillas fueron formados arcos con la misma flor.
Los 22 antiguos candiles con cientos de luces que cuelgan de las bóvedas del templo fueron encendidas dando un resplendor especial al recinto.
Después de la misa concelebrada a las 12:00 horas, desfilaron ríos de personas en los cuales se podía ver adultos mayores y niños, estudiantes y gente trabajadora, matrimonios, amas de casa y jefes de familia, así como personas que sufren alguna enfermedad postrados en sillas de ruedas, quienes llegaron ante la imponente imagen del Señor del Rayo.
![](http://tbn0.google.com/images?q=tbn:dImV5O3Cebl0FM:http://img233.imageshack.us/img233/8291/51mm4.jpg) Sus rostros denotaban la fe y devoción por el milagroso Cristo; muchos de ellos con lágrimas en los ojos imploraban salud o el arreglo de algún problema.
Durante los 90 minutos que duró la misa, la gente se vio invadida por la paz espiritual que inspira el Señor del Rayo, sobre todo, en esta ocasión en que estuvo expuesto en el altar mayor de Catedral, a su lado la Virgen María.
Por la mañana, los asistentes degustaron tamales y atole que les fueron obsequiados; después de la misa de medio día, los feligreses que lo desearon comieron arroz blanco con pollo, acompañado de agua fresca, mientras una banda tocaba música mundana.
No podía faltar, en la noche, la quema del castillo y los fuegos pirotécnicos. |